A los pacientes que no hayan sufrido enfermedad coronaria se les aconseja exclusivamente un cambio en la dieta, sustituyendo las grasas saturadas y trans por poliinsaturadas, consumiendo pescado al menos 2 veces por semana. A los pacientes que sà hayan sufrido enfermedad coronaria se les aconseja, además, el consumo de complementos de Omega 3 pero bajo supervisión médica.
Los ácidos grasos poliinsaturados n-3 u omega-3 son una prometedora terapia dietética preventiva para la enfermedad cardiovascular, y constituyen un método seguro y efectivo para la prevención de la muerte súbita.
El consumo de ácidos grasos poliinsaturados w-3 se relaciona con una disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares, reduciendo el riesgo de muerte asociada a este tipo de patologÃa.
El estudio encontró un efecto protector de la ingestión de Omega 3 y pescado frente al IAM. Sin embargo los resultados indican que existe un valor umbral a partir del cual ya no aumenta más la protección que puede derivarse del consumo de pescado.
El efecto de los AGPI en la prevención de la muerte súbita en pacientes después de un infarto de miocardio es innegable.
Los ácidos grasos encontrados en el pescado están fuertemente asociados a la reducción del riesgo de muerte súbita entre hombres sin evidencia anterior de enfermedad cardiovascular.
En este estudio se evidencia que el consumo de aceite de pescado afecta directa o indirectamente a la electrofisiologÃa en humanos.
El tratamiento con Omega 3 resulta efectivo para reducir la mortalidad en el tratamiento de pacientes con fallo cardÃaco crónico, ya que incorporándose a la membrana celular de las células y tejidos objetivo parece reducirse la excitabilidad eléctrica, disminuyendo la probabilidad de eventos de arritmia tanto fatales como no fatales.